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Juan Carlos Bastidas y Gonzalo Meneses, La chatarra que se convierte en arte noviembre 22, 2010

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DIARIO EL TELEGRAFO

PORTADA / Cultura

Tomada de la edición impresa del 22 de noviembre del 2010

La chatarra que se convierte en arte

 

Los materiales que Juan Carlos Bastidas y Gonzalo Meneses emplean en su trabajo son considerados desechos. Los trabajos escultóricos de los dos artistas son piezas de chatarra convertidas en pequeñas figuras.     | foto: Fernando Sandoval

foto: Fernando Sandoval

Los materiales que Juan Carlos Bastidas y Gonzalo Meneses emplean en su trabajo son considerados desechos. Los trabajos escultóricos de los dos artistas son piezas de chatarra convertidas en pequeñas figuras.

Datos
Gonzalo Meneses expone en la sala Kingman de la Casa de la Cultura  en Quito (Patria y 6 de Diciembre) hasta diciembre.Juan Carlos Bastidas exhibe su obra en la Sala Goethe de la Asociación Humboldt (Polonia y Vancouver, esquina)  hasta este viernes. La muestra puede ser visitada desde las 10:00 hasta las 18:00.

El ingreso a ambas exposiciones es gratuito.

Dos artistas hurgan en la ciudad para hacer de la basura metálica poesía en forma de esculturas.

No es reciclaje el término que se utilizaría para manifestar este trabajo, sino más bien reutilización. Porque reciclaje es desintegrar el material para volverlo a usar, y eso no es lo que precisamente estos artistas hacen. Es observar un objeto aparentemente inservible, que está oxidándose o que está botado en alguna bodega y usarlo para la imaginación. En el caso de Gonzalo Meneses no son tuercas, ni tornillos como los que emplean los artesanos que exponen   los sábados en el Parque del Ejido, sino que son objetos de bronce o  metal muy extraños y seductores. Una campana que no suena, o una bisutería que nadie usa, se han convertido en túnicas o escudos de soldados.Juan Carlos Bastidas construye  figuras con  partes de un motor: un resorte para retratar a un bufón o un pistón para dar vida a un elefante. Es el arte de  aprovechar  basura para crear arte. Una doble interpretación que realizan Meneses y Bastidas, quienes exponen en dos salas de Quito. En evidencia queda el ingenio de elaborar objetos reconocibles que parecen juguetes sofisticados con partes que hubieran sido montañas de chatarra en un cementerio de desechos.

Esta escultura, que tiene varios seguidores en el mundo, se expone en el momento justo, cuando se habla de medio ambiente, y comprueba que se pueden dar  nuevos usos a la basura industrial.

Utiliza las partes de un motor para construir alguna figura, un resorte para retratar a un bufón…

Meneses comenta que desde pequeño observó en la chatarra a posibles juguetes. Guiado por el instinto,  arma  todo en piezas. Arcos, flechas y escudos de figuras mitológicas son pulidos con dedicación milimétrica y minuciosa suelda de punto. La pequeña volumetría de estas figuras se debe principalmente al interés de Meneses de que la gente deba acercarse y se meterse en la historia. Por ejemplo, la figura de La torera es elegante con su bastón y su sombrero, y mide menos de 15 centímetros. “Hay un primer elemento que define la temática, y luego recojo los demás  que lo conforman, pero nunca sé en qué terminará”, comenta Meneses y, a la vez, hace referencia a la improvisación y el juego, indispensables  para su trabajo escultórico.

Insertar una pieza con otra requiere de soldaduras delicadas  que sorprendentemente no aparecen en la obra de Meneses, porque lo impecable es trascendental para su obra. “Nunca transformo la obra más allá de lo posible, porque lo más importante es que la gente sepa que el objeto fue hecho con piezas originales. El tallado de un escudo en un arquero, por ejemplo es parte de una bisutería olvidada que en conjunto parece como si hubiese sido hecha para ser una escultura”. Los materiales como el acero se oxidan, mientras que otros con el fuego y la temperatura forman texturas que son únicas. “Estos óxidos son recursos estéticos, no utilizo químicos para que brillen, quiero que queden como las encontré”, comenta Meneses.

Por su parte, Bastidas intenta que cada escultura tenga el menor número de piezas posible. Pero también hay esculturas en las que parte de un boceto se construye  con fichas de metal. Es su momento de exploración que aún no concluye. “Para mí la chatarra y su transformación es el reflejo de nosotros. Son metales preciosos a los que los antiguos les decían alquimia. Creo firmemente en la capacidad que tenemos los humanos de rehacernos, de convertir el plomo en oro”, asevera Bastidas.

Una obra que llama la atención se titula  Foto familiar, donde ha construido un porta retratos con los integrantes de su familia, todos en metal. “Esta obra es un momento de transición en mi vida donde el frío metal en el cuadro se llena de imágenes alegres que intento plasmar. Mi mayor felicidad son mis hijos”, explica el autor.

Después de mirar atentamente estas piezas la primera pregunta que circula en la mente de los  espectadores es ¿de dónde provienen tantas piezas? Parecería que estos artistas pasan la mitad de su vida hurgando por   la ciudad con una mochila en sus espaldas buscando los objetos necesarios para sus creaciones.

Pero no es del todo así. Meneses las obtiene de amigos que le regalan las piezas porque saben de su oficio artístico, también de las cachinerías de la ciudad.

Bastidas, en cambio, fue técnico en mecánica industrial campoe en el que hizo muchos amigos que saben guardar “esos fierritos” que sobran para dárselos. Con las manos de estos creadores, lo inservible se vuelve arte inusual.

NELSON ESTUPIÑAN, ADALBERTO ORTÍZ, ANTONIO PRECIADO noviembre 22, 2010

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ANTONIO PRECIADO (Esmeraldas, 1941)

!Aquí tengo, para un grito,
polvo de trece gargantas!
Un hueso de cada muerto,
el largo de su pisada,
y aquí te resucito
las vidas que te hacen falta.
(«Matabara del hombre bueno»)

Poeta y catedrático universitario. En 1965 obtuvo el VII Premio Nacional de Poesía «Ismael Pérez Pazmiño» de Diario El Universo de Guayaquil. El crítico Hernán Rodríguez Castelo, anota: «Hace ya bastante tiempo que Preciado es la gran voz de la negritud en el Ecuador. Con lenguaje recio y tierno, sustantivo; original y vigoroso en el juego imaginativo; rítmico y musical. Y con una poética enraizada en lo negro -de donde le vienen antiguas sabidurías y resonancias mágicas-, pero abierta, generosamente abierta, a lo contemporáneo.»

BIBLIOGRAFÍA

Poesía: Jolgorio (Quito, 1961); Más acá de los muertos (Quito, 1966); Tal como somos (Quito, 1969); De sol a sol (Bogotá, 1979); Poema húmedo (La Habana, 1981); Espantapájaros (La Habana, 1982); De ahora en adelante (Quito, 1993); De sol a sol -antología- (Quito, 1992). Consta en las antologías: Lírica ecuatoriana contemporánea (Bogotá, 1979); Poesía viva del Ecuador (Quito, 1990); La palabra perdurable (Quito, 1991).

 

 

 


ANTONIO PRECIADO
(Esmeraldas, 1941)

ESTE HOMBRE, SU FUSIL Y SU PALOMA

Soy un sobreviviente
que apenas ha nacido;
viejo y reciente,
como el sol temprano.
Soy el mismo de ayer,
pero crecido,
y estoy tocando el cielo
con mis manos.
Soy el mismo de ayer,
enloquecido,
y trepo tempestades con mi brazo.

 

 

 


POEMA QUE NO DEBE SER ESCRITO POR UN POETA DE LA LUNA

Un hombre,
que tenía los ojos bien abiertos,
encontró en su camino
un enorme planeta:
lo guardó en su bolsillo
y siguió andando
Cuando volvió a palpar su inmensa curva
todos los habitantes se le habían extraviado.

 

 

 


LANZA

Linda,
hacia dentro de ti
aletea despierta
una paloma blanca,
y yo,
salvaje,
enorme,
atento,
malo,
le apunto con mi lanza.
Noche,
cierra los ojos
que voy a atravesarla,
a beberme su sangre
y a encenderla las alas.

 

 

 


HISTORIA

Correteaba la miel; pero ese día
el fusil
me dieron en la línea animal
del espinazo,
y desde entonces ando
de rencor en rencor,
de guerra en guerra,
con un fusil alerta entre las manos.

 

 

 

 


DADIVA

Busco al fondo de todos los cadáveres
sus tesoros abiertos…

Los que murieron niños
muestran a flor de tierra
sus recientes estrellas sepultadas.

¡Ah, esta suerte de topo que me dieron!
¡Ah la confusa tierra que me llama!
¡Ah, mis ojos despiertos que ven luces
detrás de la tiniebla más cerrada!

¡Un muerto me dio cal
para escribirle un claro verso al alba!

Ved que al norte de mí
se alza una hoguera pálida:
un niño recién muerto quiere darme
su anémica flor blanca
y me guiña su tumba
con la tímida luz de esta fogata.

 

 

 

 

 


MARIPOSA NEGRA

La mariposa negra
vino temprano.
Llegó de la misma noche
y se fue volando.

¡Ah, niño, si algún lucero
llena de luz tu cuarto! …
La muerte viene cerrando
una sombra que te alcanza.
Ves, niño, la mariposa
te abrió sus alas.

¡Ah, la lumbre de un lucero
en el filo de tu cama!
Pero, ya ves, los luceros
crecen a mucha distancia
y tendríamos que andar
abismos para alcanzarla.

¡Ay, niño, la mariposa
hacía tiempo te buscaba! . . .

 

 

 

 


FUNDO UN MAR EN EL CHOTA

José Antonio Chalá,
entre un desnudo pez
y el agua
caben todos mis ríos,
tus lagunas
y este mar que, te escribo.

Puede ser que algún día
se le antoje a la lluvia
caer hacia las nubes
y empaparlas.
Mientras tanto,
José
cosecha este delfín
entre tus plantas.
Así es como entre el viento y sus gaviotas
caben todas las alas.
Ya es hora de decirte,
no es secreto
que los cañaverales
te van juntando toda su maleza,
así es que entre la miel
y tu ancha lengua
le anticipo sabor a mi garganta.
Ha de ser que algún día
alcanzarán las olas mi ventana …
Mientras tanto,
José,
ya tu ciruelo que sembré en mi arena
va floreciendo su primera escama.

 

 

 

 


DUDAS PARA UN EXAMEN DE HISTORIA

Helena ya no cabe en el pretexto de la huida,
sino que su marido le envenena los besos
y la mete de noche
en casa de cualquiera.
¿No es otra la costilla del pecado?
¿No es otro el ofendido con la ofensa?

Penélope maneja un simulacro
más falso y engañoso que su tela,
y Aquiles va a morir,
ya le acertaron
en el mismo dolor,
con otra flecha,

Fracasada la burla del caballo,
porque los vietnamitas no lo aceptan,
los dioses más propicios del espanto
dejan al loco solo con su tema.

No hay duda,
ya es el fin,
están perdidos.
Agamenón se equivocó de guerra.

 

 

 

 

 


ESPANTAPAJAROS

Alguno de nosotros ha querido mezclar
en esto de nosotros
a un extraño,
y le dijo al oído nuestros nombres,
de qué lado dormimos,
os sueños que soñamos,
el agua que bebemos,
e1 camino que andamos
con mayor certeza,
el cadáver que aguarda a cada uno
al final de sus pasos.

Hay pues entre nosotros
alguien que se ha torcido
y nos ha traicionado,
alguien que por el lado del abismo
sacó los trapos sucios al espacio,
alguien tan bueno,
bueno,
alguien tan desleal con sus pecados
que al reverso de su hombre siempre ha sido
algo así como un ángel desplumado.
Y yo temo a los ángeles lo mismo
con plumas o sin plumas.
con alas o con brazos.
así que ¡salgan de mis pronto
el ángel desde arriba
y el ángel desde abajo!
que aquí se salva el mundo
mundo
mundo,
pues yo me quedo al pie de este poema
como un descomunal espantapájaros

 

 

 

 

 


………………
ADALBERTO ORTIZ (1914)

Nació en la ciudad de Esmeraldas, un puerto sobre el Pacífico de población preponderantemente negra. Ortiz es mulato; esto es, mestizo de blancos y negros. El prologuista de su libro de poemas «Tierra, son y tambor» – Joaquín Gallegos Lara- le hizo un retrato muy fiel y expresivo, que permite advertir su doble ancestro: «Sus facciones –escribió- se contradicen. La piel y el cabello contrastan con la boca y los ojos: color de canela asolea­da, cabellos negros que desde siglos con su encrespamiento son una insinuación a la re­belión, boca de gozador francés y mirada a la vez introspectiva y ávida de occidental».

 

 


Or­tiz estudió en la capital del Ecuador, en donde se graduó de profesor normalista. Durante esos años, y más tarde en 1940, gracias a las entregas literarias del diario «El Telégrafo», extendió su prestigio de autor de cantares ne­gros y mulatos por los círculos intelectuales de todo el país. En 1942 obtuvo con «Juyungo» el premio nacional de novela, en un con­curso promovido por el Grupo «América» de Quito. En 1945, sus poemas de «Tierra, son y tambor» alcanzaron el segundo puesto entre los libros publicados ese año en la ciudad de México, y algunos de ellos aparecieron poste­riormente en antologías internacionales. La producción de Ortiz no ha ido abundante, pe­ro tampoco ha declinado: «Camino y puerto de la angustia», poemas (1946); «La mala es­palda», cuentos (1952); «El animal herido», compilación de todos sus poemas (1959); «El espejo y la ventana», premio nacional de no­vela en un concurso promovido por los perio­distas del Ecuador (1964). Algunos de los tra­bajos de este autor han sido traducidos a otras lenguas: francés, checo, alemán, ukraniano, italiano,búlgaro, etc.

A más de las actividades literarias Ortiz ha ejercitado las de pintor, pro­fesor de colegios, diplomático y funcionario de la educación pública ecuatoriana.

 

 


Hay algo muy definido y constante en su producción de escritor: la revelación de las calidades anímicas de su doble ancestro. Po­demos observarlo a través de sus mejores creaciones poéticas y narrativas. En efecto, en «Tierra, son y tambor» se reflejan las emocio­nes de su origen negro y blanco, pero además el alma de su propio pueblo, que vive en la planicie selvática de Esmeraldas, a orillas del mar Pacífico. En un lenguaje de admirable plasticidad, y con un dominio hábil de las for­mas simples y populares del verbo castellano, deja apreciar, primeramente, las raíces senti­mentales de su dual naturaleza de mulato, que son tan reconocibles como la pigmenta­ción misma que caracteriza a este tipo de mestizaje.

 

 


… con adhesión fiel a su trópico nativo, y al pueblo preponderantemente negro que lo habita, y cuya conducta frente al dolor y a la alegría, al amor y a la muerte ha observado sentimentalmente desde su niñez, ha podido dar con la expresión ati­nada de la realidad concreta de su país. Ha venido así a convertirse en una suerte de re­presentante de la poesía afro-ecuatoriana.

 


Es interesante notar esta posición per­sonal y estética de Ortiz porque ella se hace aun mas evidente en su novela mejor conoci­da, «Juyungo». Precisamente su difusión inter­nacional obedece, en cierta medida, a las ca­racterísticas de traslación de un ambiente que resulta sugestivo por su singularidad, de reve­lación de los conflictos raciales del mulato, de preferencia por determinadas formas ex­presivas de la gente de color. En suma, por ser una obra con un definido sabor regional. «Ju­yungo» comenzó a llamar la atención tras ha­ber obtenido el primer puesto en un concurso nacional de novelas en el Ecuador, en 1942. Pero fue su segunda edición, realizada en Buenos Aires en 1943, la que le lanzó a una rápida notoriedad en el continente hispanoa­mericano, y aun a posteriores publicaciones en otros idiomas, a pesar de lo difícil que re­sulta traducir el juego verbal de varios de su pasajes, que se sostiene exclusivamente en las acentuadas cadencias del habla de los negros. Porque, efectivamente, el ancestro del autor se deja percibir inmediatamente a través del gusto sensual de las palabras, de la rítmica so­noridad de ellas y de su eficacia onomatopéyica.

 


… la obra Juyungo contiene la animada descripción del medio rudo en que trabajan, luchan, aman y mueren las gentes negras y mulatas del trópico ecuatoriano, entre las que sobre todo va desarrollándose con buen sentido de perspicacia novelesca, a través de sus hechos y sus movimientos anímicos, la natu­raleza de Juyungo… cuando Ortiz quiere convertir a Juyungo en un héroe adornado de galas patrióticas, e incorpora a su relato, arti­ficiosamente, el episodio histórico de la investigación peruana del año 41…


En su novela «El espejo y la ventana», Ortiz se muestra más conocedor del género, más experimentado en el uso de los recursos difíciles del buen narrador… La par­te central del argumento, que se ramifica há­bilmente en episodios cargados de tensión vi­tal, y que permite la incorporación de varios personajes bien caracterizados, desarrolla la historia de una familia pobre de la costa ecuatoriana…


La forma literaria muestra la ascensión de Adalberto Ortiz a un apreciable nivel estilístico. Descontadas algunas frases a cuya fal­ta de lógica se suma cierto mal gusto, satisfa­cen su dominio de la claridad narrativa, del juego de doble sentido de dos palabras com­binadas en una (como usaban los creacionistas) y de significativas aliteraciones. En lo que concierne al artificio que usa a través de toda la novela, del espejo como símbolo de la con­templación introspectiva, y de la ventana co­mo símbolo del contacto con la realidad exte­rior, y que le lleva a escribir introducciones a cada capítulo, es notoria su falta de técnica y de seguridad artística. Quizás suprimiéndolas, esta creación novelesca de Ortiz mejoraría.


Fuente: Galo René Pérez, Literatura del Ecuador 400 años –crítica y selecciones-, ediciones Abya-Yala, Quito-Ecuador, 2001.

© Edufuturo Pichincha – Ecuador 2006
Diseño y Programación: Pentaedro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—-
NELSON ESTUPIÑAN BASS
ESCRITOR.- Nació en la parroquia de Súa, una aldea situada entre bosques refrescados por las brisas del pacífico, en el cantón Esmeraldas, provincia de este nombre, el 19 de Septiembre de 1912. Hijo legítimo de José María Estupiñán Estupiñán, marino natural de Izcuandé, Colombia, en 1858. Venido a Rioverde en 1870 con sus padres, se estableció en Súa como constructor naval, carpintero de banco, agricultor con una finca en la bocana del estero Súa, navegante y práctico. En 1913 pasó a Esmeraldas con su mujer y tres hijos para educarlos, en un desembarco sin mayor trascendencia durante la revolución de Concha fue herido en la rodilla izquierda, quedó baldado y desde entonces anduvo con unas muletas que él mismo se construyó. En 1922 se nacionalizó ecuatoriano, trabajó de Patrón costanero y murió el 14 de Abril de 1930 de congestión pulmonar; y de María Timotea Bass Trejo, hija de campesinos y nieta paterna de «un marinero negro originario del Caribe, tripulante de una goleta cazadora de ballenas en Atacames, Súa y Tonsupa, que desertó en Súa».

De un año fue llevado a Esmeraldas y aprendió a leer con su madre pero como era travieso se negó a estudiar, y andaba por los muelles pescando con anzuelos, asistía como espectador a los bailes de marimba en el Barrio Caliente y se deleitaba oyendo los contrapuertos de los copleros y decimistas “coimponedores” negros y mulatos. “Mis padres jamás me regañaros por los escapes de casa”. A los nueve años lo metieron a la escuela. Ya sabía cuales eran las partes del cuerpo, recitaba dos o tres tablas, por eso le promovieron un mes después al segundo grado y aprendió a escribir. En el tercero y cuarto grados recibió clases del profesor Elías Clavijo, en el quinto fue alumno de aritmética de Carlos Enrique Portes y en el sexto de composición y dictado de Juan Antonio Checa Drouet, periodistas del semanario «El Clarín» Checa le tomó preferencia y hasta quiso enviarlo becado a estudiar radiotelegrafía a bordo del buque «Patria» de la Armada ecuatoriana-pero el proyecto no se realizó.
Su padre le contaba las historias de sus ancestros y la vida del pueblo negro y Nelson recorría la playa por las noches, pescaba y bailaba al ritmo de las marimbas con sus hermanos.

El 24 admiraba las labores contables de Benigno Hiveri en la Casa Comercial Esmeraldas, quien arrendaba una de las dos tiendas de su padre. Como la crisis económica aumentaba entre de dependiente al almacén de Humberto Trujillo Gutiérrez con S/. 30 mensuales de sueldo y escribió sus primero versos que tituló «Pueblerinas» que nunca se atrevió a publicar . Era un muchacho risueño, jovial, flaco y larguirucho, muy amigo de gastar bromas. Ese año se enroló con otros jóvenes en la Vanguardia Liberal pro Gonzalo S. Córdova a la presidencia de la República que dirigía su vecino Manuel Lozano .

El 29 ganó una de las dos becas para estudiar Comercios el Instituto Mejía de la capital, viajó en el motovelero «Patria a Guayaquil y de allí en tren a Riobamba y Quito, y alguna pieza a Rosario Quirola en la calle Alianza No. 60, detrás de la muralla de San Francisco, donde había vivido su hermanos mayor César Nevil.

Fue un estudiante pobre y aprovechado que en 1931 participó en las manifestaciones contra el presidente Ayora y el 32 en la llamada Guerra de los Cuatro Días, cayó preso el segundo día con otros estudiantes y pasó al cuartel de la Policía en la Cuenca y Mideros, mas el populacho los liberó entre vivas y aplausos dos días después.

En Septiembre del 32 culminó sus estudios y se graduada Contador Público, no sin antes bosquejar una novela en tres cuadernos bajo el título de «El sabor de la carne» que se quemó en un incendio ocurrido en Esmeraldas en 1948.

Durante su ausencia había fallecido su padre y al regresar a Esmeraldas encontró que no podía conseguir trabajo, así fue como entró de Cajista sin sueldo a los talleres del semanario «El Comercio», hasta que pudo colocarse en la «Nueva Farmacia” de Héctor Cortés con S/. 30 mensuales.

El 33 pasó a enseñar el séptimo grado en la Escuela Superior Juan Montalvo, inglés y contabilidad. El 34 fue pagador de la Sucursal del Banco Central en Esmeraldas pero el trabajo no le agradó y retomó al magisterio. También fue electo presidente fundador del «Club Juvenil Deportivo» y formó parte del equipo de básket que triunfó en Tumaco frente al Club Panagra. Ese año compuso su primer libro, trece poemas que tituló “Audición para el negro” que jamás llegó a publicar. La primera de esas composiciones, “Andaba”, salió en el diario socialista “Tierra” de Quito, de propiedad de Ricardo Jaramillo.

El 33 se había incorporado al grupo político del periodista Gustavo Becerra, afiliado al Comunista del Dr. Ricardo Paredes. El 34 publicó en el semanario «Mañana», que dirigía su hermano César Névil, dos “Relatos Inconexos” En el diario socialista «La Tierra» de Quito aparecieron sus poemas «Anúteba» y «Canto a la negra quinceañera», éste último es cronológicamente el primer poema negrista publicado en el Ecuador. Sus amigos José Alfredo Llerena, Augusto Sacoto Arias, Alejandro Carrión y Atanasio Viteri le felicitaron desde Quito y como también los mandó a «El Telégrafo», Joaquín Gallegos Lara y Enrique Gil Gilbert le escribieron de Guayaquil. Ese año reunió trece poemas bajo el sugestivo título de «‘Audición para el negro» que jamás logró entregar a la imprenta y aún permanece inédito en su hogar. Alejandro Carrión le escribió “La voz hacía falta en la literatura ecuatoriana”. Ese año enseñó el folleto “ABC” del comunismo y se enamoró perdidamente de una camarada guapa e inteligente.

El 35 pasó de Secretan o-profesor al Normal Rural Luis Vargas Torres. El 36 falleció su madre durante una epidemia de viruela. Contrajo matrimonio con la Prof. Helena Ortiz Estupiñán. Con Horacio Drouet y Nahím Cortés editó la revista «Marimba» que apareció hasta el tercer número en los Talleres Gráficos del Estado y debido a que había comenzado la represión dictatorial de Páez contra las izquierdas, la policía incineró la edición del número tres en la casa de Gobierno. Entonces atacó a la dictadura en el periódico «El Cosmopolita» bajo el seudónimo burlón de “Marcofeo”. (1)

En 1936 y mientras se encontraba ensayando con sus alumnosla pieza teatral «El Ultimo Juicio» del escritor estridentista mejicano Germán List Arzubide, recibió un telegrama con su cancelación por el Ministro de Educación. Dos meses después le contrataron de contador de la «Esmeraldas Lumber Co.» De propiedad de Guatavo Von Buchuvald Mesones residente en Guayaquil, pero a los pocos días el Gerente Carlos Santander Calderón le separó bajo la acusación de ser un comunista terrible y haber organizado dos sindicatos en Esmeraldas, uno de peladoras de tagua y otro de profesores. Entonces tuvo que unirse a otros profesores cancelados y formó el «Centro Educacional América» que pronto se llenó de alumnos porque se disfrutaba de la bonanza de la era del palo de balsa. En Noviembre del 36, a raíz de la guerra de las cuatro horas fue apresado y estuvo tres días en la cárcel. El 37 le llamaron nuevamente a la Lumber Co. Y llevo la Contabilidad.

El 38 pasó a la empresa naviera de Nery Mojarrango Bueno con sus amigos Horacio Drouet y Vicente Bueno tomó la corresponsalía del semanario guayaquileño «La Carcajada» de Próspero Salcedo Mac Dowall escribiendo con los seudónimos «Rafael Charcopa» y «César Alberto» durante tres meses, pero desistieron por el temor a sufrir una paliza por sus bromas de mal gusto. (2) EI 42 ingresó al partido comunista llevado mas

(1) Marco feo era el sobrenombre de un negro colombiano, analfabeto y descalzo, que al filo de un barranco del malecón tenía un miserable quiosco donde vendía frutas y artesanías esmeraldeñas, quien le conversaba sobre los mitos de su tierra: la gualgura, el Riveil, el Duende, la Tunda, el Hojarasuin del monte, la mula, el descabezado, la Tripa enrolladora y el diablo de los siete mil cachos.
que por su admiración al marxismo, por sus amistades literarias, especialmente con Gallegos Lara, a quien conoció el 36 en Quito».

En la Antología antifacista «Nuestra España» apareció su poema «Saludo del negro ecuatoriano a España Leal”.

El 44 fue Secretario General del Comunismo de Esmeraldas que dependía del de Guayaquil y Pedro Saad. Durante algunas elecciones había presidido la lista comunista local que nunca ganaba y como le había cansado la pugna que sostenían las urracas liberales contra las canchimalas de izquierda, prefirió renunciar a su militancia política, conservando sus buenas relaciones en el interior del partido.

En 1943 había terminado de escribir «Cuando los guacanes florecían», novela del concertaje enmarcada en la revolución del Coronel Carlos Concha y como no había imprentasen Esmeraldas guardó los originales en su escritorio; mas, el 45, los envió a Benjamín Carrión con la esperanza que fueran editados en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, porque sus poemas habían sido bien acogidos en los círculos intelectuales y constaban en la revista «Base» de Quito, «Bloque» de Loja, «Marimba» de Esmeraldas, pero nada ocurrió.

El título es muy poético y se relaciona a los meses que van de Septiembre a Diciembre en que esos árboles toman una hermosísima coloración amarillo intenso por sus flores y la caída total de sus hojas. Entonces Esmeraldas era una fiesta de color.

(2) Charcopa fue el nombre de uno de los personajes de «Cuando los Guayacanes florecían».

El 49 figuró como miembro de número del Núcleo de Esmeraldas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y editor de la revista «Tierra Verde». Su poema «Canción del niño negro y del incendio» habíase difundido en el país a través del primer recitador negro Eugenio Montes. //Negro, negro renegrido, /Negro hermano del carbón, /Negro de negros nacido, /Negro ayer mañana y hoy.//

El 50 apareció «El Pelacara», uno de los capítulos de Cuando los Gauyacanes Florecían en «El Nuevo fielato Ecuatoriano» de Benjamín Carrión. Un profesor alemán pidió la debida autorización para traducir la totalidad de la novela a ese idioma. Recién entonces después de cinco largos años de tenerla durmiendo, los directivos de la CCE se decidieron a publicarla.

Su éxito fue inmediato y desde esa fecha no ha cesado de leerse pues se conocen seis ediciones en español más la inglesa de 1987 en Washington que se titula «When the guacans were in bloom», traducida por el «Afro Hispanic Instituto». Es novela de amenidad, magnífica, contiene una historia de aventuras y la profundidad ahonda en el aspecto humano de una gesta política fracasada. Estupiñán no toma partido por sus personajes, para colocar su mirada en las verdaderas y más profundas motivaciones de esa gesta social del Ecuador de principios de siglo.

Novela digna de figurar entre las mejores del Ecuador. No presume de nada y es mas bien de palabra sencilla y fluido desarrollo. Sus figuras, bien concebidas y logradas, sintetizan magistralmente el valor auténtico de la lucha conchista, con imágenes pintorescas llenas de folklore y cuya expresión mas significativa es el anhelo común de conseguir muchas escuelas para los hijos de los pobres. La novela no promete nada al final, a ratos es conmovedora y presenta un gran conocimiento del hombre negro y del paisaje esmeraldeño. Y siendo un libro de juventud, le reveló escritor logrado en el entero sentido de la palabra, pues Estupiñán Bass siempre ha sido novelista que poeta.
Igualmente el 49 formó parte en Esmeraldas del grupo cultural «Hélice», cuyo órgano de publicidad fue la revista de mismo nombre, que avanzó hasta el número 20. Los otros miembros de «Hélice» fueron Edgar García Pérez, Héctor Casierra Perlaza, Maximiliano Hass, Eugenio Montes, Galio Ortiz Urriola, José Ortiz Urriola y Efraín Andrade.

En 1953 presidió el Comité pro monumento a Vargas Torres, ascendió a apoderado de la firma Sucesores de Nery Mojarrango Bueno y se embarcó en el motovelero 5 de Agosto en calidad de administrador, realizando numerosos viajes a Guayaquil, Borbón, Limones.

El 54 editó «Canto negro por la luz» con el subtítulo de poema para negros y blancos. El 56 viajó a las islas Galápagos, colaboró en el semanario «Tribuna Libre» con la columna «Pañuelo de cinco puntas» y escribió su primer libro de poesía popular titulado «Timarán y Cuabú» que publicó la CCE ese año y ha conocido una segunda edición en 1986. En versos octosílabos Estupiñán hace aflorar mitos, leyendas, temores, esperanzas, afanes y una frontal contradicción entre lo viejo y lo nuevo, sentenciosamente y en contrapunto. Por eso el crítico canadiense Richard L. Jackson llama a Alberto Cuabú «The greal new mandinga».

Nelson ha declarado su asombro ante el hecho que los montubios, sin ninguna educación, hayan podido escribir coplas perfectamente prosilábicas. Por eso ha dicho que ellos escribieron con el lápiz de la voz la métrica del oído.

El 57 salió de su empleo y se dedicó a escribir la novela «El Paraíso» que salió un año después y a visto otra edición el 85. Allí trató ampliamente sobre el dominio del caciquismo del mandante Plaza Monzón en su provincia, tragedia de ese pueblo por la estultez y violencia de ese nefasto personaje. Tangencialmente tocó a otros sujetos secundarios y el periodista Tácito Ortiz Urriola se creyó aludido y hasta le insultó en un versea en una Hoja Volante pero nadie le hizo caso y la novela de Estupiñán se vendió con una increíble rapidez, aunque tuvo que esconderse algún tiempo para evitar ataques personales, pues sus enemigos contrataron un matón para que lo apalee.

En cambio su amigo Arcelio Ramírez le dedicó el siguiente poema //Nelson lanza su metralla / de sonora dimensión; / es garfio y es corazón / que de la cima atalaya .// Sin usar otra malla /sobre hediondas hervideros /saca sus finos aceros / y la mesnada se aterra / porque sabe que no yerra / en sus disparos certeros.//

El 59 fue designado tesorero Municipal del cantón Eloy Alfaro con capital en Limones. El 60 pasó de profesor de Contabilidad del Colegio 5 de Agosto. En Noviembre del 60 viajó con otros intelectuales jorge Icaza, Oswaldo Guayasamín, Pedro Jorge Vera y Diógenes Paredes por Asia y Europa merced a sendas invitaciones de las Sociedades de Amistad Chino-Latinoamericana y Soviético-Latinoamericana pero de regreso no pudo conseguir escala para Cuba. El viaje constituyó una gran experiencia política y publicó una serie de veinticinco artículos sobre la China.

El 61 fue designado Contador de la Sucursal en Esmeraldas del Banco Nacional de Fomento. También presidió el Núcleo de Esmeraldas de la CCE hasta el 64 y fue Jurado en el Concurso Nacional de Poesía del diario «El Universo», dignidad que volverá a ostentar el 67 y el 74.

El 62 contrajo segundas nupcias con la Licenciada en Ciencias Biológicas Luz Argentina Chiriboga, ex-candidata a reina de belleza en Esmeraldas, con quien es muy feliz.

En Abril del 65 aceptó ser profesor de Contabilidad del Colegio Técnico Nocturno Esmeraldas, El 66 apareció su novela «El último río», comenzada el 61 y terminada el 63 en su versión definitiva. Ha visto tres ediciones y trata sobre las aventuras imaginarias de un negro machista llamado José Antonio Pastrana, suma de las personalidades de varios amigos y conocidos suyos, fundidos en un sólo personaje.

El poeta colombiano Armando Torregrosa invitó a Arcelio Ramírez Castrillón a un cordial mano a mano poético, en el aue se mencionó a Estupiñán, quien intervino con «las coplas que tituló «por haber sido mentado».

El 66 apareció la traducción al alemán de su poema «Venganza», en una Antología universal de la poesía negra editada en Munich con el título de «Schwarzer Orpheus».

Entre el 67 y el 71 terminó dos libros. El primero fue un poemario “Las huellas digitales» y el segundo «Las Tres Carabelas» apareció el 73 en Portoviejo y se llamó así por contener poesía, relato y teatro (su comedia simbolista «La Otra» en dos actos y en prosa, representada en Esmeraldas) donde, a través del sueño, el personaje femenino Olga se desdobla en un lecho y surgen dos personalidades, una Olga blanca y otra Olga negra.

El 68 Stanley Cirus, natural de la Isla de Granada y profesor de la Universidad de Harvard en Washington D.C. le visitó en Esmeraldas para preparar su tesis doctoral sobre su obra. En la capital norteamericana dirigió la traducción al inglés de “El Ultimo río” realizada por Edna Sins, catedrática de Literatura americana en la Universidad del Distrito de Columbia.

El 73 editó un texto para Colegio de Comercio y Administración: «Contabilidad Agropecuaria Práctica». Ese año el crítico norteamericano Stanley Cyrus,.de la Universidad de Howart, incluyó su cuento «El Milagro» en la antología de «El cuento negrista sudamericano» y en la Antología lírica en homenajea Pablo Neruda salió su poema «Un cirio para Pablo» traducido al inglés por WaIther Lowenfíels, de Boston.

El 74 editó su novela «Senderos brillantes» de mensaje antimperialista, sobre una isla imaginaria llamada Calamares, donde discurren las historias del personaje central Juan Mandujano y sus animales, contadas a través del ojo mágico de la literatura novísima latinoamericana. De esta obra se ha dicho que no es una novela sino dos diferentes, que se cuentan al mismo tiempo. Son dos modos de ficción.

Ese año se estableció definitivamente en Quito. El 76 fue mencionado en «The Black image in Latín American Literature” y el 79 en «Black writers in Latín América» por el Dr. Rihard L. Jackson, crítico y profesor de la Universidad de Alburquerque en New México.

EI 77 editó una guía de la vieja Esmeraldas: «Luces que titilan”, evocando personajes y lugares que se fueron con la resaca de los años inquietos, desde los más humildes hasta los hombres importantes y concurrió al 1 Congreso de Cultura Negra de las Américas celebrado en Cali, Colombia. El 78 la Academia de Ciencias de la URSS dio a la luz en ruso «Cuando los Guayacanes Florecían» con un tiraje de 150.000 ejemplares, asesorándose el traductor con Alba Calderón de Gil y Rene Maugé, quienes residían esos meses en Moscú y que le explicaron el real significado de los términos esmeraldeños.

El 80 asistió al II Congreso de Cultura Negra en Panamá. En ambos eventos se leyó su poema «Canción del niño negro y del incendio con música del folklorista esmeraldeño Tomás García Pérez, impreso en un long playcolombiano. El 78 editó «Las puertas del Verano»^ «Toque de Queda», novela inconclusa que es como una cinta magnetofónica grabada en distintos lugares de una noche con un toque de queda bajo dos dictaduras militares. El libro se cierra con una premonición de la caída de! fascismo y fue escrito en forma tal que constituyó una innovación en su manera de narrar, modalidad nueva que disuena con !a forma antigua, escrita para un lector contemporáneo que no es el pasivo de antaño.

E! 81 apareció otra novela suya: «Bajo el cielo nublado», que termina con un desastre en Esmeraldas y en la revista «Afrohispanic Review» de Washington incluyeron dos de sus poemas traducidos al inglés por Moraima Donahue.

El 82 dio a la luz sus ensayos «Viaje alrededor de la poesía negra» con juicios sobre la poética de este color dentro y fuera del continente y «Las dos caras de la palabra» prologado por su amigo el poeta Euler Granda, con prosacrítica (Esmeraldas su política y literatura, y a Orillas de Antonio Preciado) y los poemas «Sinfonía Verde» y «S. M. el miedo» en 63 páginas.

El 83 concurrió al congreso celebrado en Panamá, de la Cultura Negra de las Americas como representante del Ecuador y el poeta Nicomedes Santa Cruz del Perú le obsequió su libro “Décimas y Poemas” (Antología) con la siguiente dedicatoria //Al poeta esmeraldeño / que con verbo ecuatoriano / va cortando mano a mano / golpe a golpe y leño a leño. //A su semblante risueño / a quien / a quien consigo va en paz / como un recuerdo veraz / de tu amigo Nicomedes, / retórnamelo si puedes, / Nelson Estupiñán.

A lo que fue contestado //Ahí te doy el desempate, / Nicomedes Santa Cruz, / tu que sos cantar de luz, veraz que allí hay un combate / entre dos sencillos vates / Cuabú y Pedro Tinarán, / que vueltos en huracán / versean como yo y tú, / yo en Ecuador, tu en Perú / Tu cófrada, Estupiñán.

Fue invitado por la extensión de Búfalo de la Universidad de Nfew York y por la Universidad de Howarden Washington, a dictar varias conferencias. Con tal motivo viajó con su esposa y de regreso comenzó a escribir para «El Comercio» de Quito la columna «Estrella de siete puntas» que mantiene con gran éxito.

El 84 salió su poemario «El Poker de la Patria», canto a las cuatro figuras de la ecuatorianidad: Rumiñahui, Espejo, Montalvo y Alfaro, y a la editorial «Oveja Negra» de Bogotá entregó su novela «El Crepúsculo» incluida con el Número 43 en la «Colección de Literatura ecuatoriana»; mas, como dicha serie se suspendió al llegar al número 41, aún permanece inédita.

El 86 salió su poemario «Duelo de Gigantes» con los mismos versos de Pedro Timarán y Alberto Cuabú y El Desempate. y sus respectivos vocabularios, dentro de la colección Pambil.

El 87 terminó su novela sobre los indios Cayapas aún inédita «Los canarios pintaron el aire de amarillo».

Su estatura elevada, contextura delgada, faz morena, calvicie pronunciada, ojos negros y alegres. Activo, afable, servicial. Con sus amigos y conocidos gracioso y hasta burlón y por eso tiene fama de bromista, pues muchas veces les ha hecho inteligentes y graciosas pasadas.

Su conducta cívica intachable le enfrentó al caciquismo en su provincia. Sus obras le recomiendan y sitúan entre los mayores novelistas del país desde la década de los años 30 del racismo social hasta el boom literario del realismo mágico, cuya técnica conoce y ha tentado exitosamente. Por eso le han dicho diablo burlón, porque sabe el arte de combinar historias y armar desenlaces inesperados y fuera de lo común.

Su pensamiento de izquierda y una visión realista del negro ha despertado el interés de la crítica internacional hacia sus libros, especialmente en las Universidades de los Estados Unidos, donde la segregación aún persiste soterradamente.

Existen varias tesis doctorales que tratan sobre Estupiñán y su obra, tan apreciada en el exterior como en su Patria. Por haber mantenido la identidad negra a través de todas sus obras y porque ha defendido el alma negra y mulata en un país donde todavía existe una solapada diserminación racial .

En 1997 fue propuesto para el premio Nóbel por diferentes instituciones culturales del país.