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FRIDA KAHLO Y TOULOUSE LAUTREC: LA MUJER, EL DOLOR, LA MUERTE, Y JOIE DE VIVRE por roger hollander; solamente frida por carmen váscones marzo 27, 2009

Posted by rogerhollander in Ensayos.
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por carmen váscones

SOLAMENTE FRIDA

“aquí me pinté yo, Frida Kahlo con la imagen del espejo”

Frida Kahlo

Los rostros de Frida kahlo en el laberinto del grito dejan escapar al feto del sueño. El tren se derrumba en la pesadilla. La realidad salpica de sangre como revolución para quién. Su útero no murió. Llora la luna soledad del árbol. El espejo colgado en el techo deja bocetar una mujer que repudia el dolor. No es nada fácil sostener la imagen que se me parece pareciera afrontar la voz que deja escapar la ventana de un pueblo desdibujado en el insomnio.

Baila con la muerte. Desnuda al dolor.  Su rostro sorprende a la mirada.  Narciso no se ahoga en el sufrimiento. No doblega el gesto.  No le da placer al espejo.  La borra de la angustia se añeja dentro de ella.  Se repite la mueca de la realidad.  No hay ninguna herida en su cara bellamente.  Desfigurado el cuerpo.  Sus vestuarios rellenan el vacío de sí misma.  No se tiene pena.  No hizo de sí el eco del espanto.

No se busca en la imagen que se desprende.  Su nada putrefacta cavila dentro de su piel.  Se dobla, se hace una.  Ninguna asoma.  Alguna toda ella.  Aquella del yo donde va su vientre roto. Útero la pariste.  ¿Madre qué pensaste cuándo la engendraste? ¿Padre tu epilepsia flash multiplicando la memoria? ¿Dónde la hija sea?

Máscara multicolor tras fondo oscuro, blanco lienzo ensangrentado, si pudiera caber en el cuenco de mi mano me adentraría hasta hundirme en mi huella.  Si supieras lo que pienso. Dibujo mi nacimiento.  El aborto me parte la vida.  Parto y parte de mí de ti.  ¿De quién no?

¿Quién sabe lo que siento? Siénteme.  Se me desgarra el ser.  Hago naturaleza muerta.  La mariposa tiene que parecer viva en lo inerte.  La desgracia de amar como un accidente.  Incrustado el porvenir en la agonía de la luna.  El amor duele como estocada a traición.  No hay desquite que no te golpee.  Me invento otra para sacarme de mí.  Soy la amante de mí en ellas.  Ella y él sin yo propietario.  Sin destino el ser.

El tiempo estupefacto delira con la voz que se retuerce junto a la sombra apenas fría apenas tibia.  Cambia Coyoacán. ¡No! Quédate como tal.  La casa donde nací y morí abre las puertas.  El mercado cerca.  Las mujeres ajustan el chal.  Se rejuntan en las esquinas para ponerse al día. ¿Quién se acuerda de mí? ¿Qué quieren saber de aquella que echa el pincel a la fuente para teñirla de púrpura?

Algo me aguarda en el recipiente del silencio.

Me descubro en la creación que me cubre. Guardo el diario entre mis senos mientras pienso en lo que a nadie le importa.  Dejo que mis manos se olviden de mi por algunos momentos. Mis huesos son fragmentos de tiempo armándome la memoria para que no caiga ante la ejecución ¿de quién?  Escribo mi propia compañía que se aleja.

Soy la criada de la criatura que me reina. 

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toulouse_lautrec

por roger hollander

Toulouse Lautrec y Frida Kahlo:  Sus vidas y su arte y su relación con temas relacionados con la mujer, dolor, muerte y joie de vivre.  No soy experto en ninguna de estas áreas.  Simplemente, como artista, quiero compartir con ustedes algo de lo que he aprendido en mis investigaciones, basada ampliamente en estas dos excelentes biografías: “Frida”, por Hayden Herrera, y  “Toulouse Lautrec”, por Henri Perruchot.

Comenzaré y terminaré con Frida.  Un recuente de su sufrimiento sobre su vida que duro solamente 47 años es suficiente para ponernos a pensar.  A la edad de seis años se contrajo polio y fue confinada a su habitación por nueve meses.  Su pierna izquierda quedo lisiada de por vida, lo que la hizo objeto de burlas de otros niños.  A la edad de dieciocho años sufre un accidente en el cual el Bus en el que iba fue embestido por un trolebús y una barra metálica literalmente la atrevesó.  Su espina dorsal fue fracturada en tres partes, su pelvis fue aplastada, y dos costillas fueron fracturadas.  Su pierna y pie derecho fueron dislocados y aplastados.  El hecho de que sobreviviera fue un milagro en sí mismo.  Dicen que el grito que dió al serle quitado la barra de metal apagó el ruido de la sirena de la ambulancia.  Una amiga dijo: “Tuvieron que juntarla nuevamente como un fotomontaje”.

Frida sufría también de escoliosis congénita de la columna, y después desarrolló osteomilitis, una inflamación de la medula que produce degeneración en los huesos.  Hacia el final de su vida desarrolló gangrena  en un pie y eventualmente tuvo que serle amputada la pierna.

Los sufrimientos de su accidente llegaron a ser una diaria realidad para ella.  Vivió con dolor y constante tratamiento de sus enfermedades.  Soportó más que cuarenta cirugías y tuvo algunas perdidas y por lo menos tres abortos.  En un intento por aliviar su sufrimiento soportó más que 25 diferentes corsés, hechos de cuero, acero o yeso, a lo que se refería como inventos de tortura.  De sus operaciones sufrió de heridas infectadas, parálisis de intestino, una infección de hongos debido a una mala soldadura de huesos.  Por un tiempo paso tres meses en una posición vertical colgada de anillos de acero con sacos de arena atados a sus pies en un intento por estirar su columna.

Una operación mayor, una fusión espinal, le causó dos semanas de inexplicable dolor y gritos y ocho meses de corsé de acero, cuando finalmente se descubrió que había un error en la unión de vértebra y debían operar de nuevo para remover el metal de la primera operación.  Esto le causó adicción a la morfina y alucinaciones.  En 1950 pasó un año completo en el hospital.

¿Es suficiente?  Hay mas, pero creo que ustedes ya tienen la imagen.

El padre de Frida era fotógrafo, y su familia fue económicamente estable a pesar de que mucho de esto fue alterado por la revolución de 1910-1920.  Frida nació en 1907, pero le gustaba decir que su cumpleaños fue 1910, el año de la revolución.  Estudió en la prestigiosa Escuela Preparatoria Nacional, fue una de las 35 cinco mujeres en un grupo de 2000.

Henri Toulouse Lautrec nació en 1864.  Sus padres fueron Conde y Condesa cuyo abolengo se remontaba a la edad media.  Por lo tanto tenia sustento de por vida.  Su padre fue un excéntrico deportista que vivió para la cacería y la vida al aire libre.  Y Henri debía seguir sus pasos.  Pero Henri fue un niño frágil.  Tuvo problemas con sus piernas a rompérselas pues no soldaban apropiadamente, y sufría de una enfermedad a los huesos que lo dejaron viéndose de manera grotesca, como un enano.  Tenia torso normal, pero sus extremidades no crecieron, sufría de inflamación de los labios, una nariz grande, y balbuceaba y babeaba.  Debido a esto no pudo aprovechar su herencia y disfrutar de la vida fácil.  En cambio fue ridiculizado y objeto de burla cuando aparecía en publico.  Lo más importante y para el lo más trágico fue debido a su apariencia era repulsivo a las mujeres, y nunca conoció el amor de una mujer.

Es difícil imaginar dos seres humanos con tan cruel destino como  Frida Kahlo y Henri Toulouse Lautrec.  Ambos parecían ser destinados a vivir una vida inútil y de autocompasión.  En su lugar tenemos a dos de los más grandes pintores de la historia modernos.  Su historia es una de valentía y heroísmo.

Ambos rechazaron la autocompasión y decidieron no aceptar la vida de un incapacitado.  Ambos desarrollaron personalidades gigantes, vivieron sus vidas al día, murieron jóvenes y dejaron como herencia algunos de los mejores trabajos de arte en la historia de la humanidad.

Frida se casó con un hombre que fue una leyenda en su propio tiempo, el gran muralista Diego Rivera.  Fueron el Antonio y Cleopatra de su tiempo.  Una épica historia de amor, llena de rencor y tragedia.  Frida usualmente decía:  “Tuvo dos accidentes en mi vida.  Una fue con un trolebús, la otra fue con Diego”.  No hay tiempo para entrar en detalles del amor que sintieron uno por el otro, un amor que sobrevivió las constantes aventuras de parte de Diego, las citas clandestinas de Frida, un divorcio y un nuevo matrimonio.

Solamente les daré dos acotaciones:

Diego dijo: “Si hubiera muerto sin haberla conocido, habría muerto sin conocer lo que una mujer real es”.

Frida dijo en la época del divorcio: “Cuidaré de él lo mejor que pueda a la distancia, y lo amaré toda mi vida, aunque el no lo quiera”.

Lautrec en su juventud agonizaba de pasión que no podía verla realizada debido a su fealdad.  Finalmente un amigo hizo arreglos para que pasara una noche con una joven mujer a quien le agradaba lo inusual.  Con su nombre, ancestro y fortuna de poca utilidad para él, Lautrec tomó la carrera del arte, inicialmente con la aprobación de su familia.  Estudió rigurosamente en  L’Ecole de Beax Artes y bajo los mejores y reconocidos maestros.  Sin embargo, a pesar que estudiaba los clásicos ortodoxos, fue influenciado por el impresionismo revolucionario de su tiempo, y eventualmente creó su propio estilo iconoclasta.  En lugar de aceptar sus orígenes aristocráticos, tal vez por que sabía que era un rechazado, se hundió en la vida nocturna que se desarrollaba en Montemarte, barrio famoso de París.  Llegó a asistir y a pintar los cabarets, salas de baile, burdeles, opera, teatro, ballet, y bailes de disfraces en vecindarios en los que pululaban prostitutas, chulos, marginados, desempleados, poetas fracasados, anarquistas, estudiantes de artes, y modelos.  Se sentaba en una mesa en Montmarte en un rincón de la noche con una bebida en una mano y su cuaderno de bocetos en la otra, observando cada detalle: gestos provocativos, decadencia y sofisticaciones, bailarinas,  ropa interior sexy, y la policía resguardando los limites de la decencia.  Los nombres Moulin Rouge y Toulouse Lautrec han llegado a ser casi sinónimo.

Frida Kahlo fue motivada a pintar por su padre.  Después de su accidente llego a ser una obsesión para ella.  “Todo solo sé,” dijo, “que pinto porque lo necesito, y pinto cualquier cosa que pasa por mi cabeza sin ninguna consideración”.  Lo contrario a Diego que hacía murales gigantes despreciando la vida y la historia, Frida pintaba cuadros pequeños y su objeto principal era ella misma.  “Me pinto a mi misma,” decía, “porque estoy siempre tan sola, y soy el objeto que conozco mejor”.

Pero, fue tarde en su vida que su trabajo como pintora fue reconocida.  Aparte de su arte, para compensar su dolor físico, su tragedia e inhabilidad de tener niños, y su soledad como esposa de un hombre que era notoriamente famoso e infiel, desarrolló un impactante personalidad.  Esta es una pequeña descripción de Frida Kahlo: ojos profundos, voz ronca, una risa llena de carcajadas, sensual, coqueta, seductora, audaz.  Como parte de la generación revolucionaria reaccionando contra la influencia Europea de 34 años de la dictadura de Porfirio Diez, le encantaba vestirse con atuendos Mexicanos, que llegaron a ser parte integral de su persona e imagen publica.  Pasaba horas arreglando su vestuario, joyas, y tu peinado.  Era como si pintaba un retrato de sí misma cada día.  Hablaba y escribía inglés fluidamente, y le encantaba utilizar expresiones idiomáticas en ambas lenguas.  “Hijo de chingada madre,” era su favorita.  Imagínanse un vocabulario arrabal emanando de una criatura delicada que mantenía su cabeza en alto sobre un cuello largo como una reina.

Una vez llevo al historiador de arte norteamericano Parker Lesley a una representación de baile.  Él recuerda: “Nadie presto atencion a la bailarina.  Todos miraban a Frida que usaba su vestido Tehuana y todo las joyas de oro de Diego.  Usó placas de oro con diamantes rosadas en sus dientes delantero, para su sonrisa realmente brilló.  Durante el intermedio, me llevó hacia el bar.  La gente abría camino como si fuera una reina.”

En sus visitas a San Francisco, Detroit, y Nuevo York, los niños la seguían mientras caminaba por la calle, gritando “el circo ha llegada”.

Aparte de sus pinturas lo más emocionante acerca de Frida era su espíritu de alegría que proyectaba a pesar de una vida llena de intenso dolor y sufrimiento, ambos emocionales y físicos.  Ella literalmente pasó años de su vida en el hospital donde siempre pintaba.  Una amiga que la visitó nos escribe esta escena: “Yo estaba horrorizado.  Frida estaba colgando de anillos de aceros, tenia su caballete delante de ella, y estaba pintando y diciendo chistes y historias graciosas.”

Frida se aferraba al sentido de lo ridículo.  En el hospital en días en que el dolor no era insoportable, diseñó un escenario de metal en el que sus piernas quedaban colgando, y dio un show de títeres con sus pies.

Uno de sus estudiantes la describe que Frida era tan llena de alegría que hacía una fiesta alrededor de ella.  La gente que la visitaba en el hospital salía confortada y moralmente fortalecida.  Otro visitante dijo este de Frida:  “Ella no se concentra en sí misma.  Uno no siente sus miserias cuando la ve.  Estaba llena de interés por los demás.  Se preocupaba del bienestar de los otros pacientes en el hospital.  Era como si ella estuviera de vacación.”

A veces Frida bebía demasiado y lo admitía libremente  “Bebo para ahogar mis penas,” dijo “pero las malditas han aprendido a nadar”.

Lautrec también desarrollo una personalidad mágica.  Era apasionado, interesado por todo y por todos, ganaba amigos con bondad, simpatía, inteligencia, y humor.  Se reía de su mismo infortunio:   “Soy una botella a media,” decía.  Cuando alguien comentaba: “Tiene un  maravilloso buen humor, Monsieur Toulouse Lautrec, “ él contestaba, “Mi familia no ha hecho nada por siglos.  Sin él, sería un total tonto”.  Acerca de su cruel destino de su cuerpo lisiado comentaba con su característico humor e ironía  “Pensar que si mis piernas hubieran sido un poquito mas largas,” decía, “nunca habría decido pintar.”

Una vez en la Moulin Rouge dos mujeres discutían acerca del pedigrí de un perro.  Una de las mujeres decía: “Imposible, mira sus patas torcidas”.  La otra mujer decía: “No importa, por supuesto es de pedigrí”,  y virándose hacia Lautrec, le preguntó, “¿estoy o no correcta, Monsieur, al decir que un perro puede ser feo y tener un buen pedigrí?”  Lautrec se puse de pie, hizo un saludo militar y dijo  “Madám, esta hablando hacia el hombre correcto.”

Como Lautrec, Frida desarrolló la estrategia de burlarse de su dolor.  Hablando de su accidente y de la barra de metal que atrevesó por la cadera y salió por su vagina, anotaba: “Perdí mi virginidad”.  También, se jactaba orgullosamente  “Yo tengo el récord por operaciones”.  Estaba llena de diabluras.  A Henry Ford, un conocido anti semita, preguntó: “¿Señor Ford, es usted Judío?”  y habló a lo más conocido capitalista americano nada menos que de comunismo.  En sus fiestas usaba inglés vulgar pretendiendo no conocer su significado.  “Shit on you (me cago en ti) le dijo a un invitado con una inocente sonrisa en su rostro.

“Nada vale mas que la sonrisa, “ dijo Frida, “es una fuerza rierse y abandonarse a uno mismo, para ser ligera.  La tragedia es lo más ridículo.”

Lo que Frida aguantó por Diego ninguna moderna feminista podría tolerarlo.  Para Diego el arte venía primera y Frida segundo, para Frida era lo opuesto.  Diego vivía el típico macho clásico, justificando sus propias aventuras sexuales, pero tornándose mortalmente celoso por las de Frida.  Una vez confesa “si amo a una mujer, mientras más la quiero más quiero herirla.  Frida fue la víctima obvia de este asqueroso concepto.” Él traicionó a Frida hasta una aventura con su hermana menor.

Sin embargo, en otro aspecto, Frida fue un parangón de feminismo independiente.  Su vestimenta preferida fue de la cultura Tehuantepec, cuyas mujeres eran famosas por ser valientes, fuertes, inteligentes, sensuales, y maravillosas.  Una artista Mexicana de nuestros días resume el efecto de Frida: “Ella encarna toda la noción de la cultura para mujeres Chicanas.  Nos inspiró.  Sus trabajos no tienen autocompasión, tienen fuerza”.

Frida, que rechazó dicho caracterización, fue bautizada surrealista por el “Papa” del surrealismo, el francés, André Breton.  Esto es lo que dijo él de su trabajo  “No hay arte mas exclusivamente femenino en el sentido de la seducción posible. Juega alternativamente siendo absolutamente puro y absolutamente destructivo.  El arte de Frida Kahlo es una cinta envuelta alrededor de una bomba”

Como mujer, Frida fue fuerte, independiente, e iconoclasta, desafiando los estándares morales de su época y cultura.  Gradualmente rompió con el papel tradicional de la esposa de Diego, y después de su segundo matrimonio vivieron virtualmente independiente y autosuficiente.  Los últimos años de su vida,  llegó a ser ambos mujer y artista.  Finalmente sus trabajos fueron exhibidos, ganó premios y becas, obtuvo una posición como maestra, y fue la primera artista Mexicana requerida por el museo Louvre por su trabajo. Fue bisexual y tuvo algunas aventuras, no del tipo casual y promiscuo de Diego, pero serias e intensas.  Durante su vida conoció y mantuvo amistad con algunos de las más interesantes e importantes figuras históricas de su tiempo  André Breton, Sergei Eisenstein, Henry Ford, Nelson Rockefeller, Delores Del Rio, María Felix, y, por supuesto, León Trotsky.

Su trabajo fue admirado por Miró, Kadinisky y Picasso.

Lautrec encontró su refugio en lo más extraño de los lugares, los burdeles.  Rechazado y despreciado, se refugió también en mujeres que eran rechazadas y despreciadas.  De visitas esporádicas, eventualmente llegó a ser de los prostíbulos su casa.  Podía desaparecer por días.  Eventualmente trajo su caballete y sus materiales con él, y puso su taller allí.  Los burdeles son acostumbrados a la rareza y no impresionado el estatus social. Él no sobresalió.  Fue aceptado por su bondad y generosidad.

Las prostitutas fueron las únicas mujeres que dieron un poco de ternura a su vida, a la que se refería  “un dulce que no puede ser comprado”.  Trajo regalos, jugaba cartas, escuchaba confidencias, escribió sus cartas, consoló, y recordó cumpleaños.  Y, por supuesto, observó y pintó.  Estaba embelesado por la calma y la atmósfera familiar del negocio una vez que las puertas se cerrado.  Encontró en las prostitutas las modelos perfectos, acostumbradas a estar desnudas, posaban naturalmente y sin pretensiones.  Las pintó vistiéndose, bañándose, durmiendo, en inspección medico, con y sin maquillaje, y en actividad sexual.  Pintó no solo sus defectos, pero también su frescura e inocencia.  Fue particularmente tocado por el amor lesbiana entre una y otra.  “Nadie puede ser más amoroso,” dijo, “son como dos pájaros enterrándose entre sus propias plumas”.  En una de sus pinturas en la que se ve dos mujeres bailando, comentó “Mírenlas, mirándose a pesar de estar con los ojos cerrados”.

De los burdeles dijo, “No me siento en casa en ningún otro lugar, al fin encontré mujeres que me agradan”.

Un critico de arte sugirió que sus pinturas de prostitutas dan la impresión que muchas de estas mujeres con caras ingenuas podrían haber vivido una vida regular y simple, y que Lautrec expresaba esto con mucho claridad y amargura.

Ambos Frida y Lautrec, en rebeldía contra la tradición de sus familias y los valores de la sociedad, fueron llamados anticatólicos.  Su visión sobre la muerte, fue aceptarlo como un fenómeno natural, más que un evento transcendental.  Para ambos su estrategia en la cara de la muerte inevitable fue burlarla, viviéndola completamente.

Lautrec bromeó: “Estoy condenado.  Por lo tanto debo disfrutar la vida”.  Rechazó a sus padres constantemente por urgirlo a llevar una vida religiosa y decía a sus amigos, “Mi madre tiene un empleo de monja de tiempo completo rezando por la salvación de mi alma.  Así que, estoy libre de hacer lo que quiero”.  Tal vez Lautrec (e igual Frida) absorbió la filosofía de su contemporáneo Vincent VanGogh, que alguna vez cito el consejo de San Pablo “de vivir con tristeza sin embargo regocijado”.

Para Frida, el sufrimiento y la muerte jugaron una parte central en sus pinturas, donde la presencia de la muerte era palpable.  Simbolizaba la muerte con cadáveres y esqueletos, como la tradición Mexicana.  La poeta Sylvia Plath remarcó sobre la muerte que el yo está simbolizado en reflejos (espejo y agua) sombras, gemelos —  dividiendo y llegando a ser enemigos o profecía de muerte, o como significado por el cual una niega la fuerza de la muerte creando la idea del alma como la eterna pareja del cuerpo inmortal.  Compare esto con una frase dicha por una amiga de Frida:  “Fue la única pintura que dió vida a sí mismo.  Ella no murió durante el accidente.  La lucha de las dos Fridas estuvo siempre en ella, la lucha entre la Frida muerta y la Frida viva.  Después del accidente vino un renacer, su amor por la naturaleza y la belleza fue renovada”. “Las Dos Fridas” fue el titulo y tema de tal vez la mas conocida de sus pinturas.

Frida misma decía: “Bromeo y me rio de la muerte para no me quite lo mejor de mí”.  Una vez pintó un niño que había muerte porque fue atendido por un doctor brujo y no un medico.  Ella fue la madrina del niño, y la pintura se llamó “El Difunto Dimas.”  La pintura expresa sentimientos fatalistas más que shock o pasión.  Cuando se exhibió en Nuevo York, llevo el titulo irónico “Vestido para el Paraíso.”

Ambos Frida y Lautrec enfrentaron la muerte estoicamente y sin la fe religiosa.  El poeta Wallace Stevens dijo: “La muerte es la madre de la belleza, por ella solo llegamos a la realización de nuestros sueños y deseos”.  Freud dijo: “El objetivo de toda vida es la muerte”.  Frida dijo: “Esperamos la calma y la paz porque nos anticipamos a la muerte, ya que morimos cada momento”.  Ambos artistas se burlaron de la muerte, rieron en su cara, y como antídoto a ella, vivieron plena y alegremente y produjeron trabajos de arte duradero.

Notarán que he hablado mucho acerca de la vida de estos dos artistas, y menos acerca de su trabajo.  Esto es debido al limite del tiempo, pero también porque quiero que vean por ustedes mismos que escuchar las opiniones de críticos de arte o mi persona.  Limitaré mis observaciones a lo siguiente:

Lautrec fue conocido por su lucidez.  Pintó que lo que vió sin poner su propio opinión.  “Yo pinto realisticamente no idealisticamente.  No tengo piedad en las fallas”, dijo.  Se apartó de las leyes naturales de las perspectivas y fue mas allá del impresionismo.  Fue influenciado por las graciosas pinceladas del arte japonesa.  Inventó nuevos maneras de movimientos y ritmos para sus líneas, que como sus colores los redujó a lo esencial.  A pesar de reconocía la excelencia de las técnicas, rechazó las obras maestras con los personajes históricos congelados en convencionales pompas, con sus ángeles, sirenas, y sátiros.  Para él las apariencias fueron superficiales, y el arte no tiene otro uso más que dar la expresión sicológica verdadera y de la vida real de la ciudad.

De Frida, muchas la consideran una mejor pintora que Diego, incluyendo al propio Diego.  Su estilo fue primitivo en conformidad con la cultural indígena Mexicana, esto es festiva, alegre, teatral y sangrienta.  “Yo pinto cosas como las veo y nada más”, dijo.  Su objetivo fue ella misma y su propia noción de la verdad sicológica.  En sus pinturas protagonista una forma de cirugía de sí mismo, investigando profundamente.  Ella se pintó a sí misma sangrando, herida, llorando, y naciendo.  Se pintó con una clase de desafío del sufrimiento y la muerte.  No necesitó de pedir al cielo por tranquilidad, las lagrimas cayeron en sus mejillas pero se negó a llorar.

Después de un contratiempo en Detroit, de acuerdo a Diego Rivera: “Frida empezó a trabajar en una serie de obras de arte que no tenían precedente en la historia, pinturas que exaltaban cualidades femeninas, la verdad, realidad, crueldad y sufrimiento.  Nunca antes una mujer usó tan agónica poesía en lienzo como Frida lo hizo en este tiempo en Detroit”.

No seria justo analizar a Frida Kahlo omitir sus creencias políticas, que formaron parte central de su vida.  El objetivo es muy complejo para ponerlo aquí, solamente mencionaré que ella fue una apasionada nacionalista mexicana y créante de por vida en la revolución comunista.  Ella dijo: “Quiero que mi trabajo sea una contribución en la lucha de la gente por la paz y la libertad”.  Ella y Diego fueron instrumentos en traer a México al exiliado Trotsky,  que fue luego asesinado por un agente de Stalin, y a quien Frida y Diego después denunciaron.

Me gustaría concluir esta presentación con algunos comentarios en arte.

Como artistas, quizás ambos Frida y Lautrec se aplican las palabras de Diego Rivera, “No soy solamente un artista, soy un hombre desarrollando su función de producir pinturas, como los arboles producen flores y fruta”.

La novelista inglés Iris Murdoch ha objetado que los dos mayores corrientes de la naturaleza humana como se expresa por Lógica Positivistas y Existencialistas son superficiales y débiles.  Ellos asumen, ella explica, que los seres humanos son solitarios y totalmente libres y la virtud fundamental es sinceridad, o autoconsistencia, o ser verdadero consigo mismo.  A lo que se refiere es fácil ideal de la sinceridad, sugiere que lo que necesitamos es “la dura idea de la verdad.”

El novelista ruso Alejandro Solzhenitsyn, que pasó once anos en los campos de concentraciones por su oposición del stalinismo en La Unión Soviética ha dicho: “En la batalla con la mentira el arte siempre ha sido victorioso, siempre gana, visible, incontrovertible, por siempre.  La mentira puede estar en contra de mucho en este mundo,  pero no contra el arte”.

Henri Toulouse Lautrec y Frida Kahlo para mí encierran ambos en sus vidas y en sus trabajos, estos ideales de arte y de “la dura idea de la verdad.”

Yo dije le diré la palabra final a Frida.  Las ultimas palabras en su diario fueron:  “Espero que mi partida sea feliz,  y espero nunca regresar”.

Pero no terminemos aquí.  Demos una  mirada a su ultima pintura, que era una denominada “vida muerte” (a la cual Frida siempre se refería como “vida viva”).  El cuadro reflejó una sandia, la más típica fruta mexicana.  La pintura no nos muestra las degeneraciones del estilo que aparecieron en sus últimos trabajos debido a los efectos del dolor y las drogas.  Fue como si tuviera un ultimo momento de lucidez.  El cuadro está firmado ocho días antes de su muerte, con su nombre, con la fecha y con el nombre de su pueblo de nacimiento y residencia, Coyocán.  Después, en letras mayúsculas,  escribió esta mujer que conocía profundo dolor casi cada momento de su vida adulta, su saludo final al mundo con las palabras siguientes: VIVA LA VIDA.

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Comentarios»

1. Paulina Guerrero - agosto 25, 2009

Una de las historias más tristes y bellas y llenas de vida y verdaderos ejemplos a seguir de estos dos artistas tan prestigiosos y admirados de nustros tiempos.

Son admiradora de ambos artistas, sobre todo de su personalidad.

2. francely - febrero 25, 2011

bonithas pinturas kee dibujo frida


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